lunes, 13 de julio de 2009

¿Prohibido voltear en "U"?

Bastaron sólo diez minutos para demostrar a todo el país la grandeza que tiene este equipo, que en los momentos más difíciles sacó desde lo más profundo de su ser lo que es su sello particular: su característica garra. Este partido era uno de lo más complicados que afrontaba la oncena crema; sin embargo, lograron salir airosos, a pesar del gol madrugador supo reponerse y remontar, y al final obtener un resonante triunfo.

Cuando llegó el gol victoriano, apenas a los seis minutos de empezado el encuentro, la incertidumbre se apoderó de algunos. Pese a ello, los más de 50 mil espectadores que estuvieron en el Estadio Monumental nunca perdieron la fe y alentaron al equipo en el momento que más lo necesitaba. Con la fuerza de los hinchas el equipo comenzó a reaccionar y se volcó con todo en el campo enemigo en busca de la paridad. Nolberto Solano comenzó a aparecer con mayor presencia, mientras que Miguel Torres y el mexicano Rodolfo Espinoza se convertían en sus mejores socios.

La hinchada seguía jugando su partido aparte y empujando al equipo. Las respuestas ya se veían dentro del campo. Universitario dominaba, pero era difícil romper el cerco que habían impuesto los blanquiazules, que a toda costa querían llevarse los tres puntos. A los 27 minutos, Carlos Orejuela desborda por derecha y logra rematar, aunque con poca fuerza, permitiendo que el arquero logre controlar el balón sin problema.

Cuatro minutos después, se produce una clara ocasión para emparejar el cotejo. El mexicano Rodolfo Espinoza, quien se encontraba al borde del área centra a la ubicación de Renzo Revodero, que de golpe de cabeza pone la pelota en el área chica sin que nadie pueda anotar.

Sin embargo, la más clara estuvo en la última jugada del primer tiempo cuando Gianfranco Labarthe, quien recibió un milimétrico pase del Nolberto Solano, de potente derechazo casi pone el empate. El arquero íntimo logró quitarle al disparo la etiqueta de gol.

Dolido en el alma y con la sangre en los ojos, Universitario salió con mayor decisión en el complemento para buscar el tanto del empate. Apenas al minuto de juego, Gianfranco Labarthe de media distancia dispara un tiro que pasó cerca del palo izquierdo del arquero.

La visita sólo se dedicó a defenderse hasta con la uñas. Tuvieron un par de llegadas, pero Luis Llontop estuvo atento y seguro, Llontop ingresó en el primer tiempo en reemplazo de Francisco Bazán, que se lesionó en la jugada del gol.

Nolberto Solano, quien se jugó un gran partido tuvo en sus manos una clarísima ocasión para emparejar el marcador con un gol que hubiera sido el mejor del Descentralizado, cuando trascurría el minuto 18, tras un centro en que el golero victoriano salió mal. De ello aprovechó John Galliquio, que de chalaca pone el balón en el área y Nolberto Solano, de espaldas, cabecea. Lamentablemente el disparo chocó en el palo y ahogó el grito de gol de los miles de espectadores.

La presión del equipo era incesante, mientras que en las tribunas el grito ensordecedor de los hinchas era digno para el aplauso, jamás desmayaron y siguieron alentando y confiando en el equipo de la mitad más uno. Nadie se movía de sus asientos porque sabía que en la cancha había once guerreros vestidos de crema que estaban dejando todo en la cancha.

Y en base a voluntad, ganas, entrega total y sobre todo de mucha garra, llegaron los diez minutos soñados por todos los hinchas. Cuando el cronómetro marcaba el minuto 36, Nolberto Solano nos dio una gran demostración de su perfección con el balón. El “Maestrito” cobró un tiro libre hacia la ubicación de Gianfranco Labarthe, la pelota llegó limpia al delantero, quien con un fuerte y colocado cabezazo venció al arquero visitante desatando una euforia total en el estadio, que en ese momento pareció que se venía abajo.

Sin embargo, el equipo tenía bien en claro que el empate en casa era casi como una derrota. Por eso no se conformó y siguió buscando por todos los medios el arco rival. Fue así que llegó el gol justiciero que hizo destallar un verdadero loquerío en el estadio cuando el reloj marcaba el minuto 43.El tanto crema fue casi un calco del primero. Nolberto Solano nuevamente sacó a relucir su prodigiosa derecha con el balón en un tiro libre y esta vez fue Piero Alva, quien ya había ingresado por Carlos Orejuela, quien de golpe de cabeza venció al arquero blanquiazul. Los abrazos fueron interminables en la cancha y el júbilo total se apoderó de las tribunas. El canto: “Nunca nos ganarán… nunca nos ganarán” sonó tan fuerte que se escuchó en todos los rincones del país y ensordeció a todo el Perú.Bastaron diez minutos para ganar este clásico y gritarle a todo el mundo que, le duela a quien le duela la “U” es el mejor equipo del Perú. Hoy más que nunca Universitario se ubica en lo alto de la tabla de posiciones. Ahora sólo queda seguir manteniendo la humildad, el trabajo y la concentración para que al final podamos cerrar con un título esta nueva historia que empieza a tomar su mejor color: el crema.Universitario salió ayer al campo con el siguiente once: Francisco Bazán (Luis Llontop); Renzo Revoredo, John Galliquio, Carlos Galván, Nelinho Quina; Antonio Gonzáles (Rainer Torres), Nolberto Solano, Miguel Torres, Rodolfo Espinoza; Gianfranco Labarthe y Carlos Orejuela (Piero Alva).

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